[Revista Agua - Columna] Comunidades de Aguas Subterráneas: ¿Son realmente necesarias en Chile?

Revisa la columna de Elisa Blanco, investigadora Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC en Revista Agua.

“Las comunidades brindan a los usuarios la posibilidad única de definir sistemas propios de repartición del recurso”.

Mucho se ha hablado últimamente de las organizaciones de usuarios de aguas en Chile, en especial por la reciente conformación de diez comunidades de aguas subterráneas en la Región de Valparaíso. Esto ha sido un hecho inédito, ya que la mayor parte del país sigue sin organizarse dentro de estas comunidades pese a hacer uso de tales aguas. De esta forma, surge la pregunta, ¿es realmente necesario organizarse y formar estas comunidades? Bajo mi punto de vista, lo es. A continuación reviso algunos de los motivos.

Primero, las comunidades brindan a los usuarios la posibilidad única de definir sistemas propios de repartición del recurso. Considerando las restricciones legales, por supuesto, las aguas pueden repartirse guiándose por esquemas definidos en forma interna. Es por medio de estas agrupaciones que las prioridades en los usos de las aguas pueden ser re-definidas, por ejemplo asegurando el caudal para usos sanitarios y ambientales. Es por medio de estas asociaciones también, que nuevos modelos de control y fiscalización del uso de los recursos pueden ser adoptadas.

Segundo, las aguas subterráneas son un recurso difícil de distribuir y esta complejidad no está siendo considerada en el modelo actual. Son los usuarios mismos quienes más conocen como funciona la cuenca o saben qué información es requerida para la toma de decisiones. Solamente por medio de la gestión local es que un recurso tan complejo como lo es el agua subterránea, puede ser manejado en forma sostenible.

Tercero, pese a las iniciativas de gobierno y al gran trabajo que las organizaciones de aguas actualmente formadas han realizado durante los últimos años, es de notar que el sistema se encuentra en crisis. Cada año son más las cuencas que se declaran sobre-explotadas, e indudablemente las aguas de las napas subterráneas están disminuyendo a ritmos alarmantes en múltiples zonas del país. De esta forma, es necesario organizarse, ya que el modelo de gestión individual está probando no dar abasto.

Finalmente no es suficiente con haberse organizado. Para que las comunidades de aguas subterráneas puedan sobreponerse a los desafíos y conflictos actuales, es necesario contar con la participación de todos los usuarios. Esto no es tarea fácil, en especial por la cantidad de disputas que la misma temática ha generado en algunas localidades. Es necesario resolver estas rencillas para que la comunidad tenga las fuerzas y se empodere. De esta forma, para que la organización pueda anteponerse a sequías y a emergencias hídricas, y lograr su potencial, la participación de todos los miembros es fundamental.

FUENTE: REVISTA AGUA

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