Sabido es que en los últimos años, Chile se ha visto afectado por problemas de sequía. Antiguamente, era normal que las regiones del norte del país presentaran esta situación, pero cada vez más se ha visto como regiones de Santiago al sur, han presentado escenarios similares de escasez.
Esta situación llegó a su punto más extremo este invierno, cuando se decretara que zonas como Aysén y otras provincias de la Patagonia estaban sufriendo del fenómeno de sequía.
Siendo un país con cerca de 6.500 kilómetros de borde costero, cabe hacer la pregunta de por qué no está más desarrollado el uso de la desalación de agua de mar. A continuación, reviso distintos elementos a considerar.
Lo primero, y muchas veces, lo más importante, es que la desalación es altamente costosa. Esto, no sólo por los gastos de las obras de infraestructura, sino que también porque necesita mucha mantención. Existen distintas formas para desalar, pero la más usada es por osmosis inversa.Este sistema usa membranas que, a grandes rasgos, dejan pasar el agua limpia, reteniendo las sales. El proceso necesita distintos sistemas de filtros, membranas y bombeo de agua, elevando los costos del proyecto. Además, las membranas se van ensuciando con el tiempo, lo que hace que la mantención también sea muy onerosa.
Lo segundo es que necesita de mucha energía. Como requiere que el agua sea impulsada con fuerza, el proceso depende de la disponibilidad energética de la zona. Esto, por ejemplo, dificulta la adopción de esta medida en zonas poco urbanas o sin trazado eléctrico, o bien, encarece aún más la inversión inicial al incorporar sistemas de energías renovables no convencionales, como energía eólica o solar. Este es un elemento muy importante a considerar, ya que grandes usuarios de agua, como el sector agrícola o minero, están ubicados en lugares desconectados de la matriz energética.
Finalmente, del proceso de desalación no solo se obtiene agua purificada, sino que también se obtienen las sales y otros elementos extraídos. Este residuo es altamente contaminante, ya que además de contener sal, está compuesto por diversas sustancias químicas dañinas, tanto para los humanos como para la flora y fauna local. Cualquier proyecto de desalación debe hacerse cargo de este residuo encareciendo el proceso una vez más.
De esta forma, pese a que la tecnología está disponible, los costos, la dependencia eléctrica y la contaminación que genera, dificultan su adopción a nivel extensiva en el país.
Sin embargo,a medida que la sequía se comienza a perfilar como un efecto más permanente y abundante, los costos empiezan a ser arrasados por los beneficios, haciéndolo una vía más factible. Sin ir más lejos, la desalación ya está siendo utilizada como opción viable por el sector minero en el norte del país.
Por lo mismo, debemos continuar entendiendo e informándonos de los avances tecnológicos en el tema y adelantándonos, desarrollando las regulaciones o normativas que permitan llevar a cabo el desarrollo más masivo de sistemas de desalación en armonía con el ambiente.